Por: DIEGO PETERSEN FARAH
EN TRES PATADAS
¿Tiene sentido una biblioteca en el mundo actual? La pregunta
no es ociosa. Hoy día una lap-top puede albergar más libros que los que
guardaba una biblioteca de una preparatoria o una facultad
universitaria. Los medios electrónicos permiten ya el acceso a miles de
bibliotecas virtuales y hoy todo lo que está indexado está al alcance de
Google, y casi podíamos decir que el mundo entero está indexado. En ese
contexto preguntarse por la necesidad de invertir millones de pesos
para construir un gran edificio donde descansen los libros puede parecer
bastante fuera de lugar.
Hoy una biblioteca es mucho más que una bodega de libros nuevos, viejos y
antiguos. Una de sus funciones sí es, por supuesto, conservar el acervo. La Biblioteca Juan José Arreola, inaugurada ayer, acoge entre sus muros joyas
extraordinarias, desde incunables que llegaron en la Colonia a los
conventos de la ciudad, principalmente los jesuitas y franciscanos, como
una Biblia latina de 1497, hasta el fondo Jorge Álvarez del Castillo que
tiene verdaderas joyas: la Biblia del Oso, publicada en 1569, y que fue la
primera traducida al español; la Real Cédula de la Erección del Consulado
de Guadalaxara de 1795; el Estatuto de la Sociedad Patriótica de Nueva
Galicia, de 1821; Inundación Castalida de Sor Juana Inés de la Cruz, de
1689; un manuscrito original de textos escritos por Amado Nervo, entre
otras muchas. La biblioteca Juan José Arreola, con un acervo de un millón
cien mil libros es la segunda del país, sólo después de la de la UNAM, que
tiene 150 mil volúmenes más.
"Sin unos ojos que los lean, un libro contiene signos que no producen
conceptos. Y por tanto, es mudo", dice el el personaje creado por Umberto
Eco en El Nombre de la Rosa, Guillermo de Baskerville. El gran reto de las
bibliotecas hoy en día es encontrar ojos que le den vida a los libros, por
eso deben ser además un punto de encuentro. La nuevas bibliotecas son
lugares de investigación, centros de discusión, pero también lugares de
esparcimiento y diversión. Lo más importante de una biblioteca no son los
libros sino los usuarios.
Eso es lo que le da vida a los libros y transforma, parafraseando a Borges,
a un edificio lleno de libros en una especie de paraíso.
... yo que me figuraba el Paraíso bajo la especie de una biblioteca.
Jorge Luis Borges, El Poema de los dones
Fuente: El Siglo
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