El mundo árabe está en llamas, informó Al Jazeera el 27 de enero, mientras los aliados de Washington pierden rápidamente influencia en toda la región.
La onda de choque fue puesta en movimiento por el dramático levantamiento en Túnez que derrocó a un dictador apoyado por Occidente, con reverberaciones sobre todo en Egipto, donde los manifestantes avasallaron a la policía de un dictador brutal.
Algunos observadores compararon los sucesos con el derrumbe de los dominios rusos en 1989, pero hay importantes diferencias.
Algo crucial es que no existe un Mijail Gorbachov entre las grandes potencias que apoyan a los dictadores árabes. Más bien, Washington y sus aliados mantienen el principio bien establecido de que la democracia es aceptable sólo en la medida en que se conforme a objetivos estratégicos y económicos: magnífica en territorio enemigo (hasta cierto punto), pero no en nuestro patio trasero, a menos que, por favor, se pueda domesticar de forma apropiada.
Leia mais no site Rebelión.
Nenhum comentário:
Postar um comentário